domingo, 5 de febrero de 2017

Poemas de Escritores Ecuatorianos

 POETAS DE L ECUADOR
DOLORES VEINTIMILLA DE GALINDO
(Quito, 1829-1857)



A MIS ENEMIGOS
¿Qué os hice yo, mujer desventurada,
que en mi rostro, traidores, escupís
de la infame calumnia la ponzoña
y así matáis a mi alma juvenil?
¿Qué sombra os puede hacer una insensata
que arroja de los vientos al confín
los lamentos de su alma atribulada
y el llanto de sus ojos? ¡ay de mí!
¿Envidiáis, envidiáis que sus aromas
le dé a las brisas mansas el jazmín?
¿Envidiáis que los pájaros entonen
sus himnos cuando el sol viene a lucir?
¡No! ¡no os burláis de mí sino del cielo,
que al hacerme tan triste e infeliz,
me dio para endulzar mi desventura
de ardiente inspiración rayo gentil!

JOSÉ JOAQUÍN OLMEDO
(Guayaquil, 1780-1847) 



  

  LA VICTORIA DE JUNIN
CANTO A BOLIVAR

El trueno horrendo que en fragor revienta
y sordo retumbando se dilata
por la inflamada esfera,
al Dios anuncia que en el cielo impera.
Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta
la hispana muchedumbre
que, más feroz que nunca, amenazaba,
a sangre y fuego, eterna servidumbre,
y el canto de victoria
que en ecos mil discurre,
ensordeciendo el hondo valle y enriscada cumbre,
proclaman a Bolívar en la tierra
árbitro de la paz y de la guerra.




NUMA POMPILIO LLONA
(Guayaquil, 1832-1907)





EN EL SEGUNDO CENTENARIO DE
D. PEDRO CALDERON DE LA BARCA

(Fragmentos)
(Dedicados a D. Manuel Tamayo y Baus.)
IV
Del Ecuador en los azules mares,
Antes que el sol las cúspides transmonte,
Contempla el nauta gigantesco monte
Vestido el pie de bosques seculares;
Entre lianas, y flores y palmares,
Canta allí el guacamayo y el sinsonte;
Mas su cumbre, rasgando el horizonte,
¡Sube hasta los eternos luminares!
¡Así tu obra titánica: En tus dramas,
Como entre selvas de frondosas ramas,
La pasión canta en melodiosa rima;
Mas, -alzándose audaz hacia los cielos,
Del símbolo sagrado entre los velos,-
Se pierde en Dios, su inmaculada cima!
V
Yo vi, también, undosa catarata
Que desde cumbre de eminencia suma
Precipitaba, entre fragor y espuma,
Sus lienzos de cristal, de luz y plata;
Y mientras que el peñón do se desata
Coronan hielo v misteriosa bruma,
El trópico, en el fondo, la perfuma
Con floreciente primavera grata ...
Tequendama de fúlgida armonía,
Así tu majestuosa poesía
Desciende desde místicas regiones;
Y, al caer de la tierra en la llanura,
De flores bordan su corriente pura
La esperanza, el amor, las ilusiones ...
VI
¡Del universo alado peregrino
Aguila audaz, tu portentoso vuelo
Abraza la extensión de tierra y cielo,
Y salva los linderos del destino:
Como la mente angélica de Aquino,
Arrebatada de infinito anhelo,
Mas allá te hundes, del azul del cielo,
En la esencia del Ser Unico v Trino ...
Mas, bajando, después, del firmamento,
Con sosegados giros circulares
En tu vuelo recorres, vagabundo,
Los dilatados ámbitos del viento,
La ancha faz de la tierra y de los mares,
Los tenebrosos senes del profundo! . .

MIGUEL MORENO
(Cuenca, 1851-1910)






CANTARES DE ELINA



Palomita de mi huerto,
de ojos de dulce mirar,
¿conque es cierto, conque es cierto
que huíste del palomar ... ?
Yo formé del pecho mío
un nido para ti, fiel,
y ahora lo dejas vacío:
¡palomita, eres muy cruel!
¡Quién me diera en mi tormento
arrancar del corazón
tu imagen o el sentimiento
de esta horrible decepción!
Aprende: esas dos palomas;
Van juntas en pos de ti,
y aunque transpasan las lomas,
juntas vuelven hacia mí ...
Y me dicen: ¿Hasta cuándo
te ha prometido volver ... ?
Y les contesto llorando:
-Mañana al amanecer ...!
Y de mañana en mañana
va creciendo mi dolor,
y como él ¡Suerte inhumana!
¡también se aumenta mi amor!
Vuelve, palomita ausente,
mi pecho es tu palomar;
como supe amar ardiente,
¡así sé yo perdonar!
¡Ay! ¿Por qué dar al olvido,
que te ofrecí con amor,
para que tejas tu nido
rosas y malvas de olor. . . ?
Como un inocente niño
cuando tuve te ofrecí,
aun de mi madre el cariño
lo sustraje para ti ...
..........................................




CESAR BORJA
(Quito, 1852-1910)
PAISAJE DE LAS CORDILLERAS
¡Qué bello despertar! La luz triunfante
doquier hería a la rebelde sombra,
descubriendo calladas perspectivas
sobre la verde matizada alfombra.
Y a su conjuro mágico surgía
de entre los pliegues de la niebla reta,
sobre el fondo del claro firmamento,
la cordillera altísima v remota.
En cavo lomo inaccesible v negro,
muralla eterna a la planicie inmensa,
cada cumbre de nieve parecía
frente mebriada que en el cielo pi
Surgió radiante el sol. Entre las crestas
del Ande secular encanecido,
veíase el disco brillador en fondo
de nácares fulgentes encendido.
Del lecho de los páramos obscuros
la mole negra del titán se erguía
v radiaba del hielo de sus cumbres
los resplandores mágicos del día.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario